Società Agricola Messori e Rovatti
La empresa agrícola Messori e Rovatti fue fundada en 1977 por el abuelo Gino y la abuela Agnese. Desde 2013, Matteo y su padre Mauro son los encargados de dirigir la explotación, con la ayuda de su madre, su hermana y seis empleados.
Cuenta con un total de 420 cabezas de ganado, 200 de ellas lactantes. Las 220 hectáreas de la finca están destinadas principalmente al cultivo de alfalfa para la alimentación de los animales, habiendo alcanzado la autosuficiencia total. Unas 40 hectáreas están ocupadas por viñedos para la producción de Lambrusco.
Desde 1997, los establos han pasado de estabulación fija a estabulación libre con sala de ordeño. La sala de ordeño es una de las primeras que se construyeron con suelo elevado para que el operario no tuviera que subir un escalón. Esto fue idea de la abuela Agnese, que ordeñó hasta los 84 años. La responsable de la sala de ordeño es la madre de Matteo, que ordeña todas las mañanas desde 1997, acumulando un total de más de 60 000 horas de ordeño.
«Lo más bonito de este trabajo es la satisfacción que te dan los animales. Su bienestar se refleja en el producto final. Es un producto de calidad. La pasión es fundamental y la principal motivación es transmitir este oficio de padres a hijos».
Se han tomado numerosas medidas para garantizar un bienestar animal cada vez mayor: espacios más amplios, aumento del suministro de agua e introducción de ventiladores, la creación de un corral para las vacas en período seco y pastos para que los animales puedan relajar los músculos.
La tecnología también supone una gran ayuda para mejorar aún más el bienestar de los animales. Se ha introducido un sistema de alimentación automática para terneros, que suministra leche para un destete adecuado, y una cámara para monitorizar la sala de partos.
La última inversión se ha realizado en dispositivos que actualizan en tiempo real todos los datos de movimiento y la información de los animales, como la ingestión, la rumia y el estrés térmico, para poder actuar rápidamente en caso necesario.
«Lo que nos diferencia es nuestra gestión del forraje. Prestamos mucha atención al cuidado en el campo y al almacenamiento, para nosotros es crucial que el producto conserve sus características nutricionales. Los fardos no se quedan en el campo porque no queremos que absorban humedad, tenemos un secadero para mantener sus propiedades. Nos preocupamos de que nuestros animales dispongan de forraje de alta calidad. Además, no utilizamos abonos químicos, solo purines de la explotación. Hay una gran diferencia en la calidad del producto».
Además de la empresa agrícola, la familia tiene otra gran pasión: las carreras de tractores. Mauro participaba en los campeonatos en los años 80 y transmitió la pasión, en primer lugar, a su hija mayor y, luego, a Matteo, que sigue participando en competiciones locales.